Qué pensará don Antonio mientras empuja la puerta. Puedo ver los pies
arrastrándose, el pantalón desgastado, el hilo que reemplaza un cinturón, un
cinturón que habrá tenido sus iniciales cuando era dueño del campo. Qué pensará
don Antonio mientras entra, saca un número, le tocó el 068, camina, busca en
sus bolsillos un billete de dos, lo estira me lo muestra y me señala los
miñoncitos con la mano temblorosa y las uñas largas.
Le pongo siempre de más, sé que mientras me doy vuelta para guardar el
pan se mete algunas pepas, de las de 9 pesos el cuarto, en la boca. No sé por
qué no las guarda, en lugar de masticarlas todas juntas. Espero un poco antes
de girar y entregarle la bolsa.
Me mira como diciendo “vamos que no tengo todo el día”. Le pregunto bien
fuerte “cómo anda don Antonio” y me sonríe al límite de perder la dentadura.
(Comienzo de Torta de queso)
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