miércoles, 17 de julio de 2013

La tía Cata


¿Por qué habré soñado con la tía Cata? ¿Será el aniversario de su muerte hoy? No, estamos en marzo, ella murió en abril. Cómo la extraño. Lástima que no se cuidó más del corazón. Cómo me gustaría verla. Quisiera que se me aparezca, que me diga qué hacer con mi vida, qué hacer con Juliana…
            Creo que si la tía conociera a Juliana no le caería bien. A la tía Cata no le gustaba ninguna de mis novias. De Juliana diría que no sabe hacer ni un huevo frito. Y es verdad, Juliana está orgullosa de eso. En cambio la tía Cata cocinaba como nadie. Preparaba unos pastelitos de membrillo increíbles. Seguro que no le caería bien Juliana. Diría que tiene ideas raras o algo así porque ahora fue a la marcha que organizaron los chicos de la facu. En realidad yo podría haber ido, podría haberle dicho que sí a Juli, pero me da un poco de cagazo. ¿Si hay cámaras y quedo escrachado? Mejor así, tranquilo en casa, total qué puede cambiar si voy. Estuvo mejor dormirme esa siesta y soñar con la tía Cata, le voy a contar a la vieja después, se va a poner contenta.
            En realidad, se llevaban  bastante mal  mi vieja y la tía Cata pero creo que en fondo mi vieja la extraña también. Tan mal se llevaban que un día la tía Cata la ató a una silla y la amordazó para que no saliera con mi viejo. Decía que mi viejo era sucio y vago. Cuando mi vieja me contó esa historia me dieron ganas de matar a la tía pero después la entendí completamente.
            De hecho a mí mismo, más de una vez,  me dieron ganas de amordazar a mi vieja de por vida.  Pero creo que me faltó coraje. La tía Cata nunca tuvo miedo de nada, iba siempre al frente. Me decía que yo era un maricón, que nunca me animaba a hacer lo que sentía. Me decía que ella me iba a enseñar a ser todo un hombre. Una vez me mostró sus pechos y me hizo tocarlos. Me hizo rozarlos con mi boca. No me dio asco. Tenían gusto a sus pastelitos de membrillo.
            Y ese ruido. ¿Tía Cata? ¿Sos vos? Debe ser la puerta del lavadero pero me da miedo ir a ver.
            ¿Por qué habré soñado con la tía Cata? En el sueño la tía Cata se acostaba en nuestra cama. Juliana dormía y yo sólo miraba cómo la tía Cata se desnudaba y empujaba a Juliana de la cama. 
            ¿Otra vez ese ruido? ¡Tía Cata! ¿sos vos?
            Ya no tengo miedo, tía Cata. Entendí tu mensaje. A veces yo tampoco soporto a Juliana. Es buena pero tiene ideas raras y no sabe cocinar. No bien llegue de la marcha le digo que no quiero verla más.
            A vos quiero verte. Ahora quiero verte.
            Ya no voy a ser un maricón. No voy a tener miedo esta vez.
            ¿Sos vos tía Cata?

            Casi puedo verte. Casi puedo tocar tus pechos de membrillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario